La calle Blanca de Silos, conocida anteriormente como Alférez Provisional, ha sido un eje comercial y social fundamental de la ciudad. Una calle vinculada al comercio de proximidad que forma parte de la identidad del barrio y del conjunto de Segovia, tristemente olvidada por las políticas públicas de los últimos 20 años. Desde que entramos por primera vez en el pleno municipal el pasado mandato hemos propuesto y defendido dos cuestiones básicas sobre esta zona del barrio de Santa Eulalia: la necesidad de llevar a cabo un proceso participativo para identificar las necesidades reales del vecindario y comerciantes de este eje comercial y, en base a este trabajo previo, diseñar un proyecto de renovación integral de la calle coherente con las carencias detectadas y con la ciudad, propuestas que conseguimos incorporar en la negociación del presupuesto del año 2021 para llevarlo a cabo. De esa iniciativa surgió después la posibilidad de vincular la actuación a los fondos europeos, y para ello, el anterior gobierno municipal tomó una decisión que no compartimos: vincular esta actuación al desarrollo de nuevos ejes turísticos.
Entretanto, en plena campaña electoral, Mazarías promete transformar la calle en un “bulevar“. No promete un corte de tráfico ni una peatonalización de la calle, sino un “bulevar”, promesa que deja ojiplática a la ciudad y que únicamente comprendió Mazarías y su equipo. Para ejecutar su promesa electoral han utilizado parte del proyecto inicialmente redactado y los fondos europeos que lo financiaban, pero incorporando una decisión política unilateral, arbitraria, personal y personalista que lo cambia todo: cortar el tráfico en una calle de poco más de 200 metros, sin estudio ni plan de movilidad que lo avale y sin ninguna lógica desde el punto de vista de la movilidad urbana y sostenible de la ciudad. Esto es lo diferencial: una decisión que pone la alfombra roja al desarrollo exponencial de los intereses inmobiliarios que ya se están posicionando en la zona en forma de alojamientos y residencias para estudiantes de alto nivel adquisitivo y visitantes, además de los negocios que este tipo de alojamientos conlleva. Por eso nosotros hablamos claramente de pelotazo. Esa decisión política y personalista, sin ningún aval ni base técnica, está hecha a medida de estos intereses particulares, no del interés general.
Lo más problemático de esta decisión y una de las principales causas de la oposición vecinal es que, tal y como nos ha enseñado el recinto amurallado, la proliferación de pisos de estudiantes, alojamientos turísticos y negocios asociados a éstos acaba por monopolizar toda la zona, desplazando y expulsando al vecindario habitual y al comercio de barrio que lo atiende. El problema no es que haya una o dos residencias universitarias, o tantos o cuantos pisos de estudiantes, no es una cuestión de cantidad sino de equilibrio: es un problema de proporción con la población estable, con el comercio existente y de mantenimiento de los servicios fundamentales para que un barrio funcione que, lamentablemente, los vecinos y vecinas del recinto amurallado conocen muy bien. Este tipo de actividades son tremendamente lucrativas, pero también invasivas: en ellas no existe término medio porque se llevan por delante cualquier equilibrio previo, acaparando cada vez más zonas de la ciudad y haciéndolas muy cómodas y atractivas para turistas, estudiantes y visitantes, pero a la vez más caras, menos vivibles y accesibles para los vecinos y comerciantes que convivían allí.
Esta es la propuesta de Mazarías para “revitalizar” Blanca de Silos. En realidad es una propuesta sencilla, de la escuela de Rodrigo Rato, confesada por la portavoz del PP en el último pleno municipal: serán los inversores los que decidan qué tipo de actividad se implanta en esta zona de Santa Eulalia, que no es otra cosa que la adaptación a la segoviana del célebre “es el mercado, amigo” de Rato. Pero esto, como todo en la vida, tiene beneficiados y perjudicados: en Blanca de Silos, los intereses inmobiliarios de la zona serán los beneficiados, los vecinos habituales y el comercio tradicional, los perjudicados.
Entonces, ¿cómo revitalizar la zona manteniendo la identidad y el equilibrio del barrio, como dinamizar el pequeño comercio de Blanca de Silos? A unos pocos metros tenemos un ejemplo que puede servir de referencia: José Zorrilla. Esta calle es una experiencia de éxito consolidada a lo largo de los años, que combina plataforma única, ensanchamiento de aceras y una circulación pacífica y ralentizada del tráfico rodado, que permite la vida de barrio y el comercio de proximidad dirigido a los vecinos y vecinas.
Pero, ¿es realmente tan relevante? ¿Por qué defender este modelo de José Zorrilla y no el que quiere imponer el gobierno de Mazarías? Porque este modelo alternativo que nosotros ponemos sobre la mesa es un diseño que responde a las necesidades expresadas hasta ahora por el barrio: moderniza la zona, mejora la accesibilidad, la eficiencia energética y la luminosidad, convierte la calle en un entorno más amable para el vecindario manteniendo un tráfico rodado más lento y pacifico sin distorsionar la movilidad de la zona, permite el acceso a viviendas y comercios y protege con ello la identidad del barrio. Esta solución daría respuesta a buena parte de las demandas vecinales manteniendo la idea del proyecto inicial y, sobre todo y ante todo, apostaría por mantener el equilibrio entre la modernización de la zona y su disfrute para los vecinos del barrio y el comercio local.
Segovia tiene que decidir entre dos formas de entender la política municipal y la ciudad que se aprecian de forma nítida en Blanca de Silos: un modelo exclusivamente enfocado hacia turistas y residentes estacionales, que amolda las políticas públicas a unos pocos intereses privados y profundiza en la dependencia de nuestra economía hacia el turismo, o bien un modelo alternativo de desarrollo urbano equilibrado y centrado en el bien común y en el interés general, en los vecinos y vecinas de Segovia, que son quienes la viven y quienes pagan sus impuestos en la ciudad. El primer modelo, el de Mazarías, ya sabemos a qué nos conduce. El segundo es, ha sido y seguirá siendo nuestra apuesta municipalista.





