La segunda edición del foro organizado por Segovia en Marcha, “Segovia no se vende”, ha vuelto a poner en el centro del debate público la problemática de la vivienda en nuestra ciudad. Durante varias jornadas, vecinas, activistas, expertos y entidades sociales se han reunido para analizar la situación del mercado inmobiliario, desmontar mitos sobre el alquiler y plantear soluciones que permitan garantizar el derecho a una vivienda digna para todas las personas.
El foro ha contado con ponencias, estudios exclusivos y encuentros con quienes viven de cerca la emergencia habitacional, ofreciendo una visión completa de los desafíos y oportunidades de Segovia para ser una ciudad para vivir, no para especular.

Primera jornada: la Ley de Vivienda, un primer paso
La inauguración tuvo como protagonista a la abogada y activista Alejandra Jacinto, referente estatal en la defensa del derecho a la vivienda. En su intervención, Jacinto advirtió de que la Ley de Vivienda es necesaria, pero insuficiente: supone un avance en la consolidación de un parque público de vivienda, pero no garantiza de forma real y universal el acceso a un hogar digno.
Planteó la urgencia de blindar la vivienda como derecho fundamental en la Constitución y recordó que el alquiler es hoy la principal fuente de desigualdad. Subrayó además que Segovia cumple con los requisitos para ser declarada zona tensionada, lo que permitiría empezar a contener los precios, y reclamó más voluntad política de las administraciones para actuar frente a la emergencia habitacional.

Segunda jornada: radiografía del mercado segoviano
En la segunda cita se presentó en exclusiva el primer estudio específico sobre el mercado de la vivienda en Segovia, elaborado por expertos con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburg. El informe describe una auténtica “tormenta perfecta”: urbanismo paralizado desde 2008, ausencia de políticas públicas de vivienda durante más de 15 años, incremento descontrolado de pisos turísticos (+470% en pocos años) y el impacto creciente de la IE University, cuyo alumnado ha crecido un 380% desde 2016.
Las consecuencias son claras: expulsión de vecinos, pérdida de población y encarecimiento generalizado. El estudio también muestra la enorme brecha económica entre el alumnado de la IE y el de la UVA: mientras los primeros pagan de media 1.100 € por alquiler, los segundos apenas alcanzan los 376 €, con un fuerte peso de becas y empleos a tiempo parcial. Como resumió el concejal Guillermo San Juan, “Segovia no vive del turismo ni de la IE; son estos sectores los que viven de la ciudad, hipotecando su futuro”.

Tercera jornada: la voz de las inquilinas
La clausura reunió a vecinas organizadas en el Sindicato de Inquilinas de Segovia, que pusieron rostro y voz a la emergencia habitacional. Denunciaron que los alquileres en la ciudad alcanzan cifras insostenibles: en el entorno de la Plaza Mayor rondan los 1.400 €, en José Zorrilla superan los 1.000 € y en barrios como Plaza de Toros o Puente de Hierro la media sigue siendo muy elevada (800-965 €) pese al mal estado de muchas viviendas.
Señalaron a jóvenes y migrantes como los colectivos más afectados, víctimas de la expulsión de sus barrios y del deterioro de sus condiciones de vida. “El problema de la vivienda es un problema de dignidad. No es que no podamos pagar, es que no nos dejan vivir”, resumieron.
El foro concluyó con la reivindicación de medidas inmediatas: declaración de Segovia como zona tensionada, movilización de las más de 4.600 viviendas vacías, construcción de promociones en alquiler asequible y un plan de rehabilitación orientado a jóvenes y familias trabajadoras, no a la especulación.

Conclusión: recuperar Segovia para vivir
Tras tres jornadas de debate y reflexión, el foro “Segovia no se vende” ha dejado claro que el problema de la vivienda en nuestra ciudad no es coyuntural, sino estructural. La falta de políticas públicas, el turismo masivo y la presión de la IE University han alimentado un mercado rentista que expulsa a la mayoría social y concentra beneficios en manos de unos pocos.
Sin embargo, también se ha mostrado que hay alternativas viables: regular precios, declarar zonas tensionadas, movilizar vivienda vacía y promover alquileres asequibles. La conclusión es clara: Segovia debe ser una ciudad para vivir, no un negocio para especular.



